No cometamos el error de buscar al “Contador Digital” entre los humanos, busquemos entre los autómatas o robots que el avance tecnológico está creando y poniendo a nuestro servicio. El Contador debe ser el Profesional humano, ético y transparente con inteligencia social y emocional capacitado para enfrentar los desafíos de los continuos cambios en la normativa y la tecnología que utilice las herramientas tecnológicas eficientemente para potenciar su actuación profesional. Pero antes, debemos cerrar la brecha mental que nos hacer ver como competencia, peligro o amenaza a toda herramienta tecnológica aplicable a la contabilidad.
Desde hace un tiempo escuchamos en las propagandas, eventos académicos y universidades esto de convertir al contador actual en “El Contador Digital”, en las aulas formar a “El Contador Digital del Futuro”, etc., términos acuñados y/o utilizados con fines “marketeros” o publicitarios para convertir en un mercado o feria de cursos, talleres, seminarios, productos y/o servicios que le permitirán al contador “convertirse” o “transformarse” en un “contador digital” creando una falsa necesidad de actualización, acompañamiento, etc. Como si los profesionales contables quedaran discapacitados por el avance de la tecnología y los cambios normativos.
Lo más grave es que ese mismo enfoque se aplica también en las aulas donde se forman a los futuros profesionales contables, porque se sigue enseñando la contabilidad como en el siglo pasado, con papel, lapiceros y calculadoras, memorizando códigos y cuentas contables y haciendo el proceso de acumulación de saldos y cuadre de balances directamente, estas actividades son la más laboriosas y que toman más tiempo, ello se internaliza en el cerebro de los estudiantes como si fueran las más importantes y es la causa para que luego consideren que las herramientas tecnológicas que realizan esas mismas actividades de forma automática sean un riesgo o peligro para el desempeño profesional del Contador Público.
El enfoque adecuado, debe ser el que haga comprender a los contadores de hoy y de mañana que la tecnología no es un peligro o amenaza a su desempeño profesional, es más bien un aliado, una herramienta fundamental que debe potenciar su actuación profesional.
¿Y cómo logramos ello? Cerrando la brecha mental que tenemos la mayoría de contadores y que hemos heredado (en las Facultades o centro de formación) pero que nosotros ya no debemos hacerlo a nuestros alumnos, y se resume en el hecho que desde siempre nosotros mismos teníamos que hacer el proceso de transformar los datos de las transacciones en información contable, haciendo las siguientes actividades: 1) Recopilación de documentos, 2) Clasificación y ordenamiento de documentos, 3) Asignación de asientos contables, 4) Registro en Libros Auxiliares, 5) Centralización en el Libro Diario, 6) Mayorización, 7) Cuadre de la Hoja de Trabajo, 8) Formulación de Estados Financieros, 9) Análisis e Interpretación de la Información Contable.
Ello se justificaba en nuestros tiempos de estudiante, (siglo pasado) porque el acceso a las herramientas tecnológicas estaba solamente al alcance de las grandes empresas, por el costo alto, equipamiento complejo y requerimiento de personal especializado para su manejo, en estos tiempos (primeras décadas siglo 21) ello se ha superado, la tecnología está presente hasta en las más pequeñas empresas, nuestros hogares e incluso en nuestras manos.
Pero en nuestra actuación profesional, seguimos en lo mismo que hace siglos, haciéndonos cargo directamente (o con tecnología de la 3ra Revolución Industrial) de las actividades más mecánicas y repetitivas del proceso contable (actividades 1, 2, 4, 5, 6, y 7) quizá por nostalgia o por considerar que dichas actividades son las más importantes del proceso y que por ello nos pagan, ello conlleva a que consideremos como “rivales” a las herramientas tecnológicas que realizan dichas actividades, en menor tiempo y más eficientemente.
La vigencia de esta errónea forma de pensar la podemos corroborar en lo siguiente: cuando a inicios del siglo XX salieron las maquinas mecánicas de contabilidad, se buscaba al “contador mecanizado”, cuando en la tercera revolución industrial se implementaron los sistemas de contabilidad computarizados, se pretendía que los contadores sean “contadores cómputo” o “contadores computarizados”, ahora en la cuarta Revolución Industrial que se habla mucho y se está dando la Digitalización de las actividades empresariales e incluso las contables, se pretende poner como “necesidad primordial ” en los procesos de formación de contadores e incluso en la actividad profesional a convertir al Contador Público en “El Contador Digital”. Si seguimos con esa forma de pensar seguramente en la siguiente etapa del avance tecnológico (no sabemos cómo se denominará, llamémosle XYZ) también se pretenderá buscar o convertir al “Contador XYZ”
Ese enfoque reduccionista en la forma de enseñanza de la contabilidad, memorístico y mecanizado, orientado a desarrollar habilidades y destrezas en desarrollar tareas mecánicas y repetitivas de acumulación de saldos, permite que cada vez que se dan cambios en la normativa contable, tributaria y también en la tecnología seamos testigos de que nos ofrezcan un sinfín de cursos, talleres, seminarios, productos o servicios que “permitirán suplir o superar las discapacidades generadas en el contador por los cambios normativos o tecnológicos”, cuando lo ideal es que el profesional contable debe salir de las aulas capacitado para analizar, entender y aplicar la nueva normativa y también utilizar adecuadamente las nuevas herramientas tecnológicas.
Un enfoque sistémico, nos permite sostener que el contable siempre debe ser un CONTADOR PROFESIONAL, humano y con inteligencia social y emocional, ético y transparente en su desempeño profesional, para ello debemos “extraer” del contador actual, al “contador mecanizado”, al “contador computarizado” que están muy internalizados en su mente y no pretender que sea un “contador digital” ahora.
El CONTADOR PROFESIONAL, humano y con inteligencia social y emocional, ético y transparente en su desempeño profesional podrá aceptar que ya no debe hacerse cargo de todas las actividades mecánicas y repetitivas del proceso contable, sino sólo de las más importantes, donde se utiliza el criterio y raciocinio, las que no son automatizables (la 3 y 9 de las enunciadas anteriormente) y que debe delegar las actividades mecánicas y repetitivas a los Robots Contables o Asistentes Contables Digitales, que son las herramientas tecnológicas actualmente disponibles para potenciar la actuación profesional de Contador Profesional de estos tiempos.
Mg.CPC. Hernán Capcha Carbajal
Bach. Ing, Sistema e Informática